miércoles, 15 de junio de 2011

Las capacitaciones

Propuse (a la comisión de educación y a MIAS) que nuestros trabajos con la comunidad, como capacitaciones y otros eventos, contemple asuntos, conceptos y metodologías bien diferentes a las que practican la personería, las secretarías de salud y las mismas universidades cuando quieren adiestrar a la comunidad sobre el sistema de salud y les adoctrinan sobre qué es y cómo funciona la UPC, EPS, ARP, TUTELA, PIN, Copagos, Afiliación, regímenes, etcétera.

No podemos reproducir el sistema (y participar gratuitamente de eso), pues las personas esperan algo diferente de nosotros. Ya vivimos el fracaso en otras ocasiones cuando las personas que capacitábamos no nos entendían nada y se aburrían con la charla acompañada de multimedias, como lo comentó Gloria, quién luego nos compartió el éxito cuando volvió al mismo público pero con otra intencionalidad y metodología; entonces todos los participantes hablaron sobre las preguntas que se les propuso: ¿qué problemas han tenido con el sistema de salud y cómo los han resuelto?...entonces por nuestro afán de enseñar, desconocemos lo que las poblaciones saben y han aprendido de cómo resolver sus problemas; ya William nos recordaba (muy oportunamente) que eran las comunidades las que habían obligado al estado, con sus luchas populares, la construcción de centros de salud y unidades hospitalarias.

Cuando abordemos el trabajo comunitario, con la intencionalidad de enseñarles qué y cómo cambiar cualquier situación problemática, deberíamos de recordar los escritos del maestro  Héctor Abad Gómez acerca de la enseñanza a las poblaciones, y que fueron compilados en su Manual de Tolerancia, capítulo XII: “¡Con gran respeto se debe mirar a cada persona, a cada comunidad, a cada sociedad, a cada nación! ¡Con qué cuidado nos deberíamos abstener de dar consejos para cambios que creemos buenos, en sentimientos, acciones y conceptos! ¡Con que humildad deberíamos exponer lo que consideramos nuestros valores! Con razón dice la religión católica que de buenas intenciones está lleno el infierno.


Propongo entonces que nuestra labor sea rescatar esa memoria social de lucha, que la gente no la olvide y vuelva a practicarla ¡con el apoyo nuestro!

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