Nuestra lucha es por un sistema de salud que brinde una vida sana y productiva a las personas, desde una feliz y saludable maternidad y niñez, hasta llegar a un descanso tranquilo y sin quebrantos en nuestra vejez. Pero no lo logramos por carencias en educación, trabajo, medio ambiente, vivienda, en el amor por nuestros congéneres y sobre todo: por un sistema de salud ineficiente…y ahora en crisis por la corrupción, que lo ha puesto en tela de juicio, hasta el punto de revelar que tenemos un sistema de salud totalmente inadecuado, y ya no importa que lo reformen o lo intervengan pues las soluciones distan de ser convincentes y de resolver el fracaso del modelo del aseguramiento empresarial…porque no sólo robaron dineros, sino también la salud y la vida de personas que enfermaron -y hasta murieron- esperando inútilmente un medicamento, o una cirugía o alguna atención médica que nunca llegó. ¡Pero es en vano reprocharle a los empresarios, pues su moral es por el dinero, pero nosotros los que nos consideramos humanistas no tenemos excusa para dejar que se utilicen a estas personas –y sus enfermedades- para enriquecer a otros… ¡eso es un crimen de lesa humanidad, que está pasando ante nuestros ojos!... Falta poco para que los empresarios nos obliguen a asegurar también los derechos fundamentales a la dignidad, a la libertad “…en cómodas cuotas mensuales…” ¡Los derechos fundamentales no se aseguran, se garantizan!
Debemos reivindicar el derecho a la vida, y esto nos exige una madurez en la defensa al derecho a la salud, que tal vez no la tenemos: la academia tiene el reto de elaborar nuevos conceptos y teorías, los movimientos sociales nuevas consignas; los profesionales e instituciones médicas hacer valer su ética; y todos en general, otra postura más responsable con nosotros mismos y las generaciones futuras…porque nuestros hijos peligran si permitimos que se acentúe este sistema macabro de salud.
El pasado jueves 2 de junio, en el auditorio del Consejo de Medellín, nos reunimos -nosotros, los movimientos sociales por la salud- con expertos internacionales para hallar las ideas que convergen entre nosotros. Les proponemos que no se marginen más, que no entreguemos a otros el estudio de las soluciones. ¡No temamos fracasar, porque es imposible que lo hagamos peor de lo que es hoy!...además finalmente terminaremos pagando las facturas de los servicios médicos, entonces pensemos en un modelo que podamos controlar y administrar. Los invitamos a que piensen en el modelo de salud que necesitamos, no a remendar el que nos imponen. Que pensemos en la salud como nuestro bien más preciado: ¡para qué vida, o libertad sin salud! ¡La salud es un derecho fundamental!
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