Mi amigo Eduardo me platicaba que el gobierno estaba investigando a todos los sindicalistas por pertenecer a grupos guerrilleros. ¡Que ganas tuve de contestarle que los sindicalistas me parecían los rebeldes más inofensivos que tenía el Estado!...ellos sólo tratan de conseguir mejores salarios, pensiones y condiciones laborales para mitigar sus necesidades. Si fueran subversivos aprovecharían las “Convenciones Laborales” para crear su propio sistema educativo en lugar de pedir becas para las universidades del establishment; crearían sus propios hospitales y evadirían las EPS; ya no comprarían la ropa en los almacenes de cadena sino que volverían a la modistería del barrio para que el dinero no se devuelva a las arcas insaciables de los oligarcas, en lugar de quedarse en el pueblo.
El aparente dinamismo de las huelgas, pliegos, convenciones, marchas, carpas, no permite apreciar –por miopía- que sólo se lucha por satisfacer las necesidades que el mismo gobierno les ha creado (aumentos, primas, el crédito, el automóvil, el préstamo hipotecario, la universidad, etc.), y que terminan perpetuando las formas de represión... “Y la reproducción espontánea, por los individuos, de necesidades superimpuestas no establece autonomía; solo prueba la eficacia de los controles.” decía Herbert Marcuse. Entonces, si las águilas supieran de política –o dialéctica- deducirían que no eres un subversivo, mi querido Eduardo...sino un "obediente".
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